Tras varias horas estudiando el enriquecimiento me ha venido la siguiente reflexión mientras me tomaba 15 minutos de descanso.

Ser la sombra de una persona no es fácil, acabas mimetizando sus acciones con las tuyas y viceversa.

Hace varios años me convertí en la sombra de alguien, una niña preciosa que muchos de los leyentes conocen.

Me es fácil recordar aquella etapa como un momento agridulce, aun siendo consciente de que fue duro lo recuerdo con muchas cuestiones positivas, pero, lo que más recuerdo, es que dejé de ser una persona para convertirme en dos.

Me volví atleta, acróbata, equilibrista e incluso contorsionista ya que, debido a las dificultades que supone ser la sombra de alguien, debía utilizar todo mi cuerpo para atenderla a ella y no desatender al resto de personitas con las que compartía mi labor.

Volviendo al enriquecimiento, creo que me aportó mucho en mi camino hacia la docencia. Me enriquecí emocionalmente aprendiendo a escucharla a través de una mirada, de comprenderla entre sus tarareos musicales y de sentir la necesidad de ser libre por medio de sus carreras interminables por los pasillos del colegio.
Sin duda las personas más enriquecidas fueron sus compañeros de aula, ese grupo de referencia que recordaré siempre con amor. Hoy día ellos siguen en el cole y tengo el placer de reconocerles y verles como grandes personas. Se enriquecieron en valores, dando todo de ellos para convertirse, por momentos, también en su sombra. Corrieron por el recreo para ayudarla, gritaban para organizarse en grupos y poder aplacar su ansias de ser libre, entrábamos por la puerta de el aula y automáticamente se desplegaba un simulacro de emergencia, cerrando puertas y ventanas y alejando cada botella de agua que había a su alcance. Esa es la palabra que define aquellos años “ENRIQUECIMIENTO”

Llegó la despedida y no pasó desapercibida en aquel aula de 6º curso. Carteles llenos de amor, palabras preciosas y abrazos inolvidables por los que una vez más me repito, enriquecieron los corazones de aquellos niños y niñas hoy convertidos en adolescentes. La canción de Xuxa 7 inundó esa despedida tan bonita, como regalo de su profe de música, no podía irse sin que su canción preferida acompañara el momento.

Como dicen mis apuntes “La clave del enriquecimiento debe promover el desarrollo del talento de los alumnos y favorecer la adquisición de competencias clave como mejora del rendimiento académico” y eso es, bajo mi humilde opinión, lo que hacemos en Echeyde, mejorar el rendimiento académico a partir de la inclusión y del amor por los demás, enriqueciendo los corazones de nuestros discentes y enseñándolos a convertirse en la sombra de otros que necesitan ayuda, porque algún día, pueden ser ellos los que la necesiten.

Te recuerdo con amor, tu sombra.

Amanda Meneses Ferrer. Auxiliar educativo.

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