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Como futura filóloga clásica, una de mis mayores inquietudes es conseguir que las personas comiencen a valorar la importancia de los estudios humanísticos. Son muchos los que todavía se atreven a menospreciar a quienes nos apasiona el estudio de las letras, y la mayoría de los comentarios negativos suelen ser emitidos por personas que han optado por un aprendizaje más científico. No obstante, las humanidades, inconscientemente, se cuelan de manera permanente en nuestra vida cotidiana.

El estudio de esta modalidad nos permite desarrollar nuestra capacidad crítica e interpretativa, puesto que fomenta el multiperspectivismo ante una determinada cuestión. Esto nos ayuda a crear una opinión propia, algo de vital importancia en una sociedad donde escasea el juicio personal.

Además, analizamos con detenimiento las formas de vida de otras civilizaciones y cuáles han sido influyentes en la nuestra. Conocer lo que nos rodea, además de enriquecernos culturalmente, nos convierte en personas tolerantes. Del mismo modo, nos ayuda a no cometer errores que generaciones pasadas ya llevaron a cabo.

Cabe destacar el desarrollo de nuestra capacidad de expresión. La comunicación rige, generalmente, el lenguaje, por lo que, al estudiarlo, seremos aptos para transmitir un mensaje con mayor precisión y claridad.

En definitiva, incluso quien se dedique a los estudios científicos necesita abastecerse de las humanidades, puesto que nos hacen crecer a nivel personal y social. Entenderlas en su totalidad suele ser más complejo de lo que parece. Pongan de su parte para conocerlas y valorarán la formación y los conocimientos que proporcionan.

Ana.P.G. exalumna de Echeyde Santa Cruz.

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