En una entrevista, escuché al profesor y escritor Antonio Basanta afirmar que la lectura es rebeldía y argumenta que el lector, cuando lee, protesta contra lo que Basanta considera «vicios y patologías» de la sociedad.

¿Qué es lo que juzga viciado? El autor enumera un espectro bastante amplio de aspectos contra los que el lector se rebela. Por ejemplo, contra el pensamiento único y su imposición, contra la superficialidad de las palabras, contra el desprecio de la pausa y serenidad que nos aleja del pensamiento y la reflexión; el lector se rebela contra el valor de lo colectivo que anula lo individual o contra la minusvaloración de la imaginación, las emociones o la ternura.

En general, Antonio Basanta, nos dice que nos rebelamos contra la consideración de la vida superficial y la concepción de la misma como entretenimiento y que nos oponemos al intento repetido de prescindir el discernimiento, el juicio o la sensatez.

Cuando leemos, la rebeldía se explica porque la lectura proporciona las herramientas para abordar cada uno de los aspectos de nuestra vida y según Basanta, «la lectura de historias ficticias hace que nuestro cerebro ponga en marcha el mismo paquete neuronal que usamos ante las experiencias reales».

Estoy plenamente de acuerdo con la afirmación de que «la ficción abre la puerta a la realidad», pues nos impulsa a convertimos en el protagonista de esa historia en la que estamos inmersos; por un momento somos viajeros, piratas, reyes o villanos.

La explicación a esta empatía, según argumenta Basanta, surge cuando leemos en silencio, pues nos escuchamos a nosotros mismos, a nuestra voz interna, y en ese momento, adquirimos el rol del protagonista de la historia que leemos, es decir, asumimos su papel como si fuera nuestro y comenzamos a pensar cómo oponernos ante lo que a él le está ocurriendo. Por ende, la lectura se convierte es una especie de entrenamiento para enfrentar la vida real y, por tanto, para oponernos a lo que entendemos es opresor, injusto, superficial, irreflexivo, etcétera.

Concluyo apelando a interpretar la lectura desde esta otra perspectiva: escuchando nuestra voz interior, serena, ensimismada y profunda para encontrar una guía que nos ayude a enfrentarnos a nuestros «vicios y patologías», tal y como apunta Antonio Basanta.

Fernando Armas, profesor de Inglés en Echeyde Santa Cruz

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