Sin muchas certezas sobre las consecuencias de nuestra decisión, hace 6 años mi marido y yo decidimos que Echeyde sería el cole de nuestra pequeña. No está cerca de nuestra casa, ni de la casa de los abuelos, ni siquiera de nuestro lugar de trabajo. Tocaba decidir donde iniciaría su etapa escolar nuestra primera hija, nuestra pequeña de 3 años y comenzamos a informarnos de los coles y ver las opciones que mejor se adaptaban a nosotros.
Queríamos un cole pequeño para que recibiera una educación, si cabía, familiar y personalizada. Teníamos claro los dos primeros coles que encabezarían la lista, eran pequeños, cerca de casa y que nos habían comentado que eran muy buenos. Fuimos a visitarlos por separado, mi marido fue a uno y yo al otro porque coincidían las entrevistas el mismo día, pero nos faltaba un cole para poner en tercer lugar “por si acaso”…
Había oído hablar bien del colegio Echeyde, un cole que educaba basándose en la inclusión, un valor importante para nosotros, y me acordé que una amiga que estudió conmigo en la Universidad estaba allí trabajando. Y sus hijos estudiaban en ese cole.
A través de ella concertamos la entrevista para visitar las instalaciones del colegio. Sin saberlo el día de la entrevista en el Colegio Echeyde todo empezaba para nosotros. A esa entrevista fuimos los dos con la niña, nos recibió muy amable Fernando, y donde primero nos llevó fue a la clase de 3ºC de Infantil. Todavía recuerdo aquel día como si fuera ayer, allí nos recibió Pili, una profesora muy agradable que se ofreció a quedarse con la pequeña mientras nosotros visitábamos el colegio, enseguida una niña se levantó de su mesa y le dio a nuestra pequeña un “pegote” de plastilina azul y allí contenta se quedó.
El olor a material escolar nuevo, pasillos decorados por donde quiera que mirabas, aquella espectacular cocina donde estaban cocinando cuando entramos: allí hacían las comidas, ¡guauuuu! Nos encantó esa idea, en el Salón de Actos unos niños que utilizaban el escenario, estaban cantando y tocando la guitarra… No sé decirte por qué, pero en aquel momento creo que ya habíamos decidido que aquello que veíamos nos gustaba y mucho. No era lo que pensábamos queríamos, ya que era un colegio bastante más grande de lo que pretendíamos, pero en aquellos pasillos se respiraban ganas, alegría, motivación en cada una de las decoraciones que vimos, cariño, cercanía….
Nuestra hija salió feliz cuando la fuimos a buscar, y nos dijo que ella quería ir al “cole de la plasti azul”.
Pasaron los meses, salieron las listas de la Consejería y quedamos en lista de reserva en los dos primeros coles que habíamos decidido en primer lugar y la niña fue admitida en el Colegio Echeyde I, el que al final habíamos puesto en tercer lugar. No teníamos otra opción y fue la que cogimos, sinceramente con la intención de poder cambiarla a uno más cerca en su segundo curso, pero…. Arrancó el curso escolar y nuestra pequeña empezó en su cole, el cole de la plasti AZUL, y que suerte y que bonita CAUSALIDAD, le había tocado en la clase de aquella profesora tan agradable que nos atendió en la entrevista, Pili, que maravilla, eso nos dio tranquilidad.
No tuvimos esos miedos de los primeros días, nuestra pequeña era, y sigue siendo, bastante tímida, pero en su clase y en cole encontró seguridad, tenemos mucho que agradecerle a Pili, fue y sigue siendo, una luz en nuestro camino. A través de ella conocimos el cole, nos enseñó que significaba tener el corazón AZUL, pensar en AZUL, ver en AZUL…todo era AZUL para ella y acabó siéndolo para todos o casi todos los padres de aquella clase me atrevo a decir. Nuestra niña estaba feliz, contenta, le encantaba el colegio y nos dimos cuenta que eso era lo que queríamos para ella.
Acabó el primer curso académico y ya nuestra idea había cambiado, no queríamos salir de Echeyde. Los tres primeros años en Echeyde fueron muy bonitos, nos sentimos familia, era el cole de nuestra hija y además nosotros formábamos parte de él, niños, profesores y padres íbamos de la mano, fue maravilloso.
Tuvimos otro hijo y está vez, con toda seguridad, elegimos Echeyde para él también, y comenzamos otra nueva etapa en el cole, sin saber que esta nueva etapa tenía fecha de caducidad, venían momentos difíciles, llegaba el COVID y el cole paró. Niños, profesores y familias se separaban. Fueron tiempos de miedos e incertidumbres, pero también de tiempos de compartir en familia y allí estaban Pili y Carmen Luisa, dos profesoras y personas maravillosas que nos acompañaron desde sus casas y nos enseñaron que se podía seguir aprendiendo y enseñando valores a través de las pantallas.
Acabó la cuarentena y con el nuevo curso volvieron los niños a las aulas, un cole que ya no era el que habían conocido, ya no se podía compartir, y ya no éramos un equipo, los padres dejamos de formar esa unión que tanto nos había gustado compartir. Sin embargo los niños siempre han sido felices en su colegio, eso no ha cambiado en ningún momento para ellos. Las cosas ahora mismo han mejorado muchísimo, hemos vuelto “casi” a la “normalidad”, pero no es una normalidad completa….
Nosotros elegimos y fuimos familia Echeyde de corazón AZUL, nuestros hijos están en el colegio que hemos elegido para ellos, y que ellos han elegido para ellos también, pero añoramos el colegio Echeyde que conocimos hace 6 años, en el que niños, profesores y padres caminábamos juntos, éramos más fuertes y quiero volver a ese colegio, al cole de la plasti “AZUL”, donde se respiraba emoción en los pasillos…
Estas Navidades, con el encendido de las luces volví a encontrarlo, volví a sentir esa emoción y esa magia tan bonita que crea Echeyde y espero que sea el comienzo de un volver, de volver a compartir, de volver a ver el color AZUL. Creo que ya nos toca recibir lo que elegimos, quiero volver al COLE DE LA PLASTI AZUL.
Fayna de la Paz Barrera. Madre de Echeyde I