Hace poco he vuelto a mi puesto de trabajo como maestra tras un año y poco al otro lado, en el lado de la maternidad.
Durante todo este tiempo siempre echaba de menos volver, me acordaba de los niños, de mis compañeros y los buenos ratitos mientras estaba sumergida de lleno en lo bonito pero intenso de la BIMATERNIDAD.
Creo que como toda madre trabajadora, según se va acercando el día de vuelta al trabajo tras una baja de maternidad me iba llenando de nervios, dudas, miedo, incluso tristeza…una parte de mi se negaba a aceptar que la hora había llegado, que tenía que separarme de mi bebé, dejar de ser uno para comenzar poco a poco a volver a ser yo, yo en todas mis facetas y no sólo la de mamá. Lo veía tan pequeño, tan indefenso, tan necesitado de mi que duele…duele separarse. Pero la otra parte también está ahí, la parte de mi que es más que madre, es mujer, amiga, compañera, hija, maestra…
Imaginé la vuelta semanas antes de que pasara, hasta soñaba con esos días…y llegó, con todo el dolor y tristeza de dejar a mi bebé pero con todas las ganas e ilusión de un nuevo comienzo. De pronto todo empieza a encajar de nuevo, la vocación va haciendo su trabajo e iba recordando que estaba donde quería estar, los niños me llenan de ilusión y ganas de crear cosas para ellos, su inocencia y sus primeras veces las vivo como si fueran las mías, pasan los días y parece que el tiempo que no estuve no ha pasado.
Creo que no podría tener un trabajo más bonito y gratificante, qué suerte tengo de ser maestra.

Cristina Bacallado, maestra de Educación Infantil en Echeyde Santa Cruz.

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