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Como profesor de Lengua, me encanta explicarle a mi alumnado que las palabras (junto a otras formas de expresión) son una de las herramientas más valiosas y bonitas que tenemos para abrir las puertas de nuestro mundo, puesto que nos permiten reflejar con claridad qué vemos, qué nos gusta o qué sentimos en cada momento. Además,  en clase aprendemos que comunicar es un arte que debemos mimar con cautela, ya que las palabras que empleamos, en ocasiones, guardan en su interior un significado que a veces pasamos por alto. Hoy, quisiera compartir con ustedes mis dos palabras favoritas relacionadas con mi desempeño y visión de la docencia. Quien me conoce bien, sabe que soy algo friki de la etimología, así que vamos a desgranarlas para ver qué nos quiere decir desde su origen.

En educación siempre le damos mucha importancia a recordarconceptos, fechas o lecciones, entre un sinfín de tareas diarias, pero lo que no sabemos es que, en su origen, este término alude a toda experiencia que, por algún motivo, impactaba en la persona y se le quedaba grabado en el cor (del latín cor, coris) que, actualmente, podemos relacionarlo con el corazón. Y qué importante es que todo lo que hagamos con nuestros peques sea tan importante para ellos que acabe positivamente guardado en su corazón, como un recuerdo cálido en el que refugiarse cuando se acuerden de aquella palabra que le dijimos cuando la necesitaron, o con aquella dinámica tan divertida que disfrutaron ese día.

Todos esos recuerdos nos llevarán a que nuestra sociedad esté formada por personas llenas de vida y alegría, pero sobre todo, rebosantes de ilusión. Y sí, la segunda palabra es ilusión, que nos indica esa esperanza de que ocurra algo bueno, un evento que nos inspire a seguir adelante y buscar nuestra mejor versión. Como docente, este es mi motor de cada día: intentar despertar la ilusión de mi alumnado por todo lo que le pueda hacer sacar su mejor versión. Hay que tener ilusión por aprender, por superarse, por atreverse a salir de la zona de confort y, cuando esto ocurre, cobra sentido lo que hacemos.

Pero lo mejor de todo es cuando conseguimos combinar ambas palabras creando una revolución en la vida de cada uno de nosotros. Cuando nos nutrimos de los mejores recuerdos, generamos y alimentamos siempre las ilusiones que en nuestros corazones nacen para inspirarnos a ser cada día mejores. Y esto es lo que siempre me ha dado Echeyde y lo que queremos ofrecer a todos los que nos dejan compartirnos: la oportunidad de generar recuerdos que nos permitan seguir siempre ilusionados.

Alejandro Santana, docente de Educación Secundaria Obligatoria.

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