Enseñar valores es una de nuestras tareas. El programa Un Juguete, Una Sonrisa sensibiliza a los alumnos y familia.
Pasamos muchas horas apoyando el aprendizaje de los alumnos. Ellos hacen un gran esfuerzo cada día, para mantener un ritmo de trabajo y los profesores hemos de animarlos en su dedicación, acompañarlos durante el proceso de crecer. Es emocionante observar la transformación de «humanos» en «seres humanos» Descubrir junto a ellos como van encajando las piezas del puzle que componen nuestras vidas.
Estos días hemos disfrutado observando cómo la sala habilitada para guardar cada juguete aportado por los niños se iba llenando de su amor y su solidaridad para con otros niños de Tenerife.
Enseñar valores entraña alguna dificultad. Los valores tienen que abrirse paso entre una sociedad con mucha información y demasiados datos, tantos que es difícil hacerles discernir entre lo bueno y lo inapropiado, lo honesto y lo incorrecto, el amor y la opresión.
Como adultos tenemos que servir de sólido soporte para evitar que titubeen o se encallen en la maraña de datos. La labor debe ser continua y estar coordinada, colegio-familia y familia-colegio remando en una única dirección que lleve a cada alumno al mejor destino.
Gracias a la colaboración de los padres, hemos podido aportar nuestro granito de arena un año más. Por un lado, hemos contribuido a llenar de ilusión a algún niño de Tenerife, por otro hemos ayudado a enseñar valores, como el de la GENEROSIDAD.
Y para acabar, recomendamos la lectura del Gigante Egoísta Un cuento para profundizar sobre la generosidad que escribió Oscar Wilde:
—Este jardín es mío. Es mi jardín propio —dijo el Gigante—; todo el mundo debe entender eso y
no dejaré que nadie se meta a jugar aquí.
Y de inmediato, alzó una pared muy alta, y en la puerta puso un cartel que decía:
«ENTRADA ESTRICTAMENTE PROHIBIDA
BAJO LAS PENAS CONSIGUIENTES».