El valor de «dejar las cosas mejor de como las encontramos» es un principio que todos deberíamos adoptar en nuestra vida diaria, y la escuela es el lugar perfecto para empezar a cultivarlo. Este valor implica la idea de que, al interactuar con nuestro entorno, debemos esforzarnos por dejarlo en un estado mejor del que lo encontramos, ya sea un aula, un patio de recreo o cualquier otro lugar en nuestra vida escolar.

En primer lugar, aplicar este valor en la escuela significa cuidar de nuestro entorno físico. Esto implica no arrojar basura al suelo, recoger lo que vemos tirado y cuidar de los materiales y recursos que tenemos a nuestra disposición. Si todos los estudiantes se comprometen a mantener limpio y ordenado su entorno, se crea un ambiente más agradable para aprender y socializar.

Además, «dejar las cosas mejor de como las encontramos» también se aplica al respeto y la empatía hacia nuestros compañeros. Alentando la inclusión, el apoyo mutuo y la amabilidad, creamos un ambiente escolar más positivo y acogedor para todos. Pequeños gestos como ayudar a un compañero en dificultades o ser amable con aquellos que se sienten excluidos pueden marcar una gran diferencia.

En la educación, este valor va más allá del aula. Aprender a ser responsables y a contribuir al bienestar de la comunidad escolar es fundamental. Los proyectos de servicio, como la participación en actividades de voluntariado o la organización de eventos benéficos, pueden enseñarnos cómo dejar una huella positiva en nuestra escuela y en la sociedad en general.

Además, «dejar las cosas mejor de como las encontramos» también se relaciona con nuestro propio crecimiento personal. En la escuela, cada día es una oportunidad para aprender algo nuevo y mejorar nuestras habilidades. Al abrazar este valor, nos convertimos en estudiantes más comprometidos y motivados, lo que nos beneficia no solo en la escuela, sino en la vida en general.

En conclusión, «dejar las cosas mejor de como las encontramos» es un valor que debería formar parte de nuestra vida personal y escolar. Al aplicarlo, creamos un ambiente más limpio, respetuoso y solidario.

Tania Mascareño Cabello. Antigua alumna de Echeyde I

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