Lo que nos define como personas no es solamente aquello a lo que nos dedicamos, esto lo complementamos con los talentos que desarrollamos y las destrezas que ponemos en práctica. El decidir qué es lo que vas a estudiar o elegir a qué te quieres dedicar en tu vida adulta es uno de los mayores retos a los que muchos nos enfrentamos cuando somos jóvenes.
El temor a equivocarnos puede llegar a representar un gran dolor de cabeza, pero, con el pasar de los años, podemos realizar muchas otras actividades que complementen eso que nosotros llamamos “vocación”. En esos años de mi juventud, decidí ser, educador, quizás la que, desde mi punto de vista, es la carrera más hermosa e importante, pues con ésta, preparamos a los seres humanos que mantendrán y reconstruirán la sociedad.
Por diversas razones que no vienen al caso, tuve que emigrar de Venezuela, país en el que nací y en el que me formé como Licenciado en Educación. Con mis miedos, angustias, emociones, ilusiones y ganas de seguir mi paso por la vida, para luchar por mi familia, llegué a Tenerife, isla que me abrió sus puertas y como un regalo de Dios, entre al Echeyde III. Un colegio que me permitió poder seguir haciendo lo que me apasiona, seguir con mi vocación, eso que soy, que quiero ser y seguir siendo: EDUCADOR.
Quizás no desde la titularidad de un cargo, pero sí colocándome al servicio de los niños, niñas y jóvenes. Mis conocimientos, virtudes y habilidades es lo que me ha permitido saber, que la vocación va más allá de las fronteras, porque somos seres del mundo y en él tenemos la misión de cumplir con nuestro propósito de vida. Confucio decía: “si tú haces aquello que te gusta nunca vas a sentir que trabajas”, porque no lo sentirás cansado o como una carga, sino que será un placer hacerlo, por eso ser monitor en este gran colegio, es para mi una oportunidad de hacer lo que me gusta y apasiona: EDUCAR.
Johnny Alberto Lopes. Monitor Echeyde III