Alumnos de sexto de primaria estudian los castillos de Santa Cruz de Tenerife.
Santa Cruz de Tenerife dispuso de doce fortificaciones con más de 90 cañones para defender la ciudad de los posibles ataques piratas. Actualmente apenas quedan algunos vestigios de estas obras edificadas durante casi cuatrocientos años. Tal vez el más conocido es el Castillo de San Juan (1644) que defendía el lado sur de la ciudad, tanto por su conservación, como por su ubicación próximo al Auditorio de Tenerife.
Los alumnos de sexto curso de primaria han investigado sobre las peculiaridades de estas fortificaciones dentro del programa de actividades complementarias del curso escolar el pasado 24 de octubre.
Partiendo de las escalinatas del Auditorio de Santa Cruz de Tenerife, han recorrido además del Castillo de San Juan, la Casa de la Pólvora, el Castillo de San Cristóbal y el de Paso Alto. El flanco norte de la ciudad estaba defendido por el castillo de San Andrés.
Del Castillo de San Cristóbal se conservan parte de sus murales. Desde 2008 existe un museo subterráneo junto con el cañón Tigre, que lesionó al almirante Horatio Nelson durante el ataque británico a Santa Cruz de Tenerife en 1797, cuando intentaba conquistar Tenerife.
En la actual fortificación de Paso Alto existió un fortín a finales del siglo XVI. Después de la tormenta de 1774 fue remodelado y se convirtió en el segundo castillo en importancia del Puerto. Tenía una planta semicircular, con una plataforma a ras del agua, y un edificio de dos plantas a sus espaldas en la que, aprovechando el desnivel del terreno, el techo del piso bajo servía de plataforma a la planta alta.
La ruta de los castillos es una interesante propuesta de los Museos de Tenerife (Historia y Antropología). Es un recorrido de estas obras defensivas que bordean la bahía de Santa Cruz de Tenerife y ofrece una oportunidad a los alumnos de adentrarse en nuestro pasado bajo la tutela de un guía y los profesores de los grupos.