El colegio ha sido una constante en mi vida desde que tengo memoria. Lo que comenzó como una etapa educativa, se ha convertido en una parte integral de mi historia personal y familiar.
Quiero compartir mi experiencia desde diferentes perspectivas: como exalumna, hermana de alumnos, madre de alumnas, ex trabajadora y, actualmente, presidenta del AMPA.

Este viaje multifacético me ha permitido ver el colegio desde todos los ángulos posibles, enriqueciéndome a nivel personal y comunitario.
Recuerdo con nostalgia mis años como estudiante en este colegio. Desde los primeros días de primaria, hasta mi graduación en secundaria. Aquí hice amistades importantes en mi vida, aprendí, reí, lloré, gané, perdí, y me construí a mi misma. Los profesores y profesoras no solo me enseñaron las asignaturas sino que también dejaron una huella en mi formación como persona. Es curioso y me encanta ver cómo algunos de esos mismos docentes ahora enseñan a mis hijas, creando un lazo especial entre generaciones.

Cuando mis hijas comenzaron en el cole, no habían cumplido aún 3 añitos, yo reviví mis propios recuerdos y sentí una mezcla de emoción y responsabilidad. Verlas crecer y aprender en el mismo entorno que me formó a mí ha sido un regalo invaluable. Como madre, he apreciado de primera mano el compromiso del colegio con la educación de calidad sin dejar de ser una familia.

Este año es especialmente significativo ya que mi hija mayor se gradúa, cerrando una etapa importante en su vida y en la mía. Me invade una mezcla de felicidad, orgullo y un poco de miedo al ver cómo se prepara para un nuevo capítulo fuera de este entorno tan familiar y querido. Afortunadamente, todavía nos quedan unos años más en este colegio con mi hija pequeña, para mí es como irte de casa se tus padres.

Además, tuve la oportunidad de trabajar en el colegio con los niños y las niñas, una etapa de mi vida de la que guardo un recuerdo especial. Esta experiencia me hizo ver desde el otro lado y me dejó valiosas lecciones sobre el impacto que podemos tener en la vida de ellos y ellas y valorar aún más el trabajo diario de toda la comunidad Echeyde, el esfuerzo por alcanzar y fomentar esa educación que soñamos, que en el cole practicamos y que por supuesto, comienza en casa.

Como presidenta del AMPA, he podido contribuir de manera activa al bienestar y desarrollo de la comunidad educativa. Este rol ha sido especialmente gratificante, permitiéndome trabajar en estrecha colaboración con familias, docentes y la dirección del colegio. De la mano hemos impulsado proyectos que benefician a nuestros hijos e hijas y enriquecen su experiencia educativa. La conexión con otras familias y la oportunidad de influir positivamente en el entorno escolar me hace sentir una gran responsabilidad y a la vez felicidad.

Mi relación con el colegio ha evolucionado a lo largo de los años, pero siempre ha mantenido un lugar especial en mi corazón. Desde mis días como alumna hasta mi rol actual en el AMPA, he visto de primera mano cómo este colegio no solo educa, sino que se lleva en el corazón para siempre. Estoy agradecida por todas las oportunidades y experiencias que he vivido aquí y espero seguir contribuyendo a su éxito en el futuro.

La graduación de mi hija mayor marca el fin de una etapa y el comienzo de otra, y aunque hay una mezcla de emociones, confío en que el colegio ha preparado bien a mis hijas para lo que venga.

Guardo y mantengo un cariño y agradecimiento especial a todo el personal de Echeyde, donde siempre encuentro apoyo, tanto académico como personal, porque les considero mi familia después de 30 años de relación. Yo estudié en Echeyde, mis hermanos, mis hijas, y desde la dirección, los profesores y profesoras, tutores, hasta Tito y Belén. Agradezco profundamente a aquellos docentes que ya no están, pero que dejaron una huella significativa en mi vida y la de mis hijas. Y, por supuesto, mi gratitud eterna al trabajo codo con codo y al apoyo personal de docentes como Cristi, Marcos, Hipólito, Norber, Toñy, Yure, Dani, Pedro, y muchos más, cuya lista sería inmensa. Toda esta relación ha hecho que quiera devolverles todo el cariño y apoyo prestado. Desde el AMPA, después de estos años, me siento satisfecha de tener un rol donde trabajamos de la mano, donde nos ayudamos mutuamente y aportamos de parte y parte, y eso me hace sentir feliz.

Con un corazón lleno de gratitud y cariño, quiero agradecer a toda la comunidad de Echeyde por su continuo apoyo y amor a lo largo de estos años. A pesar de que mi hija mayor se gradúa este año, nuestra familia sigue aquí, con mi hija menor continuando su camino en este colegio que tanto queremos. Seguimos juntos, apoyándonos y creciendo como una gran familia.

Gracias por todo, Echeyde. Nuestro vínculo sigue fuerte y presente siempre. Gracias
💛

Soraya Ramos Sierra

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