Si partimos del concepto reciclarse como un proceso de adquisición de formación complementaria que sirve para ampliar o actualizar conocimientos sobre el trabajo que desempeña, ¿el concepto de transformarse lo podemos valorar de igual modo?
En cualquier labor es fundamental aprender, mantener la mente activa y rica de nuevos conocimientos y renovar conceptos que hasta ahora considerábamos actualizados o novedosos. En la labor docente, tanto siendo maestros como ocupando cualquier otro puesto que atañe contacto con los niños y niñas, es más fundamental aún si cabe tomar consciencia de esto.
Los discentes nos “obligan” a reciclarnos día a día. La curiosidad, el alcance a la información que poseen, las nuevas tecnologías, las redes sociales y, por desgracia, la falta de información veraz que llega a sus manos en ocasiones, hace que nosotros debamos estar preparados para dar respuesta o, al menos, tengamos las estrategias suficientes y actualizadas para resolver todas las dudas o cuestiones que aparezcan en el día a día en las aulas.
Podemos llevar a cabo el concepto de “reciclarnos” en todos los ámbitos de nuestra vida. ¿A quién no le gusta reaprender sobre aquello que lleva años enseñando? Es mucho más motivador aprender nuevas estrategias y metodologías de enseñanza que nos permita trasladar los mismos conocimientos de forma más ricas y diversas.
Reciclarnos también en cuanto a las tecnologías, lecturas, música o incluso dibujos animados nos va a permitir tener un mejor contacto y comunicación con nuestro alumnado.
Por todo esto, considero que, el proceso de reciclarse y transformarse son sinónimos ya que van de la mano como mejores amigos. Conceptos inseparables que nos enriquecen en nuestra labor, ya que, ser una persona reciclada nos convierte en seres transformados.
Amanda Meneses Ferrer, auxiliar educativo del Aula Enclave.