En las tres décadas dedicado a la enseñanza del Inglés como Lengua Extranjera he aprendido que no existe un método mejor o peor para que los estudiantes alcancen los objetivos de la asignatura. Hay infinidad de publicidad que promete el método infalible para entender y hablar otro idioma, como si de magia se tratara.
Confirmo que es engañosa.
Las lenguas no son más fáciles o más difíciles, pues desde el punto de vista biológico, todos los seres humanos tenemos igual aparato fonador y capacidad para articular sonidos con los que construimos palabras y estructuras más complejas para comunicamos.
Un canario nacido y criado en China hablará a la perfección el chino mandarín. Y viceversa. Por tanto, no hay ningún impedimento físico o psicolingüístico que nos detenga para adquirir otro idioma.
Entonces, si los humanos somos iguales y los objetivos, las herramientas y el profesor son lo mismo, ¿por qué no todos los estudiantes adquieren las mismas habilidades y conocimientos de otra lengua?
Como me dijo un viejo profesor ya jubilado, «no hay clases de veinte alumnos, sino veinte alumnos de una clase», y la verdad es que dio en el clavo. Esta idea subraya que los métodos de enseñanza-aprendizaje de otros idiomas dependen, en gran medida, de la voluntad y motivación del individuo por aprenderlo.
Han pasado alumnos por mi aula extremadamente autodidactas, que manifestaron, desde el primer día de clase, gran fascinación por hablar inglés y pusieron todo el esfuerzo para lograr ese objetivo.
Cualquier método de enseñanza se sustenta en la práctica. En el caso del inglés o cualquier otro idioma, hemos de trabajar cuatro destrezas que se resumen en comprender y expresarnos tanto oralmente como por escrito, y el tiempo y las ganas que pongamos en ellas nos ayudarán a lograr nuestras metas.
Creo que siempre ha sido de la misma manera. No hay fórmula mágica.
Como se suele decir, «querer es poder» y el deseo del individuo es el principal motor para aprender cualquier cosa.
También un idioma extranjero.
Fernando Armas, profesor en Echeyde I