Convertir al alumnado en protagonista de su propio aprendizaje es fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Toda la comunidad educativa está de acuerdo, la educación avanza hacia contextos de aprendizajes más abiertos, creativos y emocionantes.
Desde hace varios años la tecnología y las nuevas metodologías han permitido un aprendizaje más práctico y menos teórico, basándose en la consecución de nivel competencial donde el docente coordina y facilita el aprendizaje del alumnado en el aula, se convierte en una especie de guía en los procesos de búsqueda, analizando la información encontrada, seleccionando lo que se necesita, descodificando los datos, y sintetizando el contenido.
Les propongo un juego, un ejercicio de osadía, hacerse pasar por una especie de Nostradamus del siglo XXI, móntate en tu DeLorean e intenta hacer una instantánea de Echeyde en el año 2050, quítate la mascarilla y abróchate el cinturón que comenzamos el viaje.
Miro perplejo a mi alrededor, sorprendido, el lugar donde debería estar los edificios de Echeyde han desaparecido, estamos en medio de un parque. Meneo la cabeza, perplejo contemplo un gran huerto, varios anfiteatros de piedra, cúpulas geodésicas transparentes…los niños y niñas de diferentes razas, sentados en pequeños grupos en el césped, el chándal, aunque de diferente material es inconfundible, estoy en casa, Echeyde 2050.
Me llama la atención una gigante placa holográfica, “Espacio multifuncional Echeyde”, ya no se trata de un colegio, es un centro cívico, zona deportiva, biblioteca, es un lugar sin muros, abierto todo el día y a todo el mundo que quiera aprender.
Sorprendido, observo un grupo de chicos y chicas, acompañados por varios adultos, sentados en una mesa redonda, tienen diferentes edades, cada uno tiene su propio itinerario, según sus intereses y capacidades pueden participar en diferentes grupos de edad, me quedo un rato escuchan el animado debate, trabajan en un proyecto conjunto, gestionan el tratamiento de residuos orgánicos que se generan en el comedor escolar.
Hay un chico muy alto, es nigeriano, es un alumno de intercambio que ha venido a pasar unos meses en Echeyde con su familia. Habla inglés, la escuela es totalmente bilingüe, es especialista en agricultura ecológica, su familia está echando una mano en el huerto escolar.
Me saluda un señor de mediana edad, es un profesor de arquitectura de la ULL, viene a coordinarse con el profesorado y los representantes del alumnado del centro educativo, desde hace varios meses colaboran en la construcción de un skatepark. El alumnado vota hoy donde quieren que se construya, el profesorado orienta y guía, pero son los enseñantes los que toman las decisiones.
Las votaciones se realizan en un gran anfiteatro, está muy concurrido y escucho a dos grupos de alumnos y alumnas defender diferentes propuestas sobre el funcionamiento de la comunidad. Al final de la sesión, se ha decidido donde ubicar el parque de patinaje, pero también aumentar la variedad de fruta del comedor escolar, colocar más fuentes de agua cerca de las canchas, ampliar el plazo de matriculación para el nuevo curso y empezar clases de alfabetización digital avanzada para personas mayores del barrio, en las que todo el alumnado puede colaborar. Está anocheciendo, la asamblea termina, muchos chicos y chicas se van en transporte público otros se montan en pequeñas patinetas voladoras, es el momento de regresar.
Nos montamos en nuestro DeLorean, es hora de volver a 2022, abre los ojos lentamente, ponte bien la mascarilla, el presente, aunque diferente, es único y apasionante.
Ahora desde la tranquilidad y la seguridad del presente tengo una cosa clara, hoy 28 de febrero 2022 es un gran día para empezar a construir el futuro de la educación.
Sergio Delgado. Maestro en Echeyde II