«Correr el cacharro» es una tradición asociada a San Andrés típica del norte de la isla de Tenerife.
No se sabe a ciencia cierta cuál es el origen de «correr el cacharro». Se trata de utilizar latas u otros elementos que se atan y en la noche de San Andrés se arrastran por las calles de la localidad.
Hoy en día es una actividad que llama mucho la atención a los turistas del Puerto de la Cruz. El inesperado ruido recorre distintas calles de la localidad.
Esta fiesta se asocia a la apertura de las bodegas. En el momento de probar el vino nuevo se arrastran los cacharros. Otra de las tradiciones es descender sobre una tabla por ciertas calles. En Icod de los Vinos es la Calle de El Plano. Alrededor de las tablas de San Andrés se pueden probar los nuevos vinos y acompañarlos de pinchitos o castañas.
El origen de esta práctica es muy oscuro. Las explicaciones son fruto de la leyenda. Se cuenta que el objeto de correr cacharros era hacer ruido para ahuyentar a la langosta o a las brujas; también que como San Andrés era cojo, llegó «borracho» y cargado de cacharros días después a su fiesta; o que San Andrés se quedó dormido y hubo que despertarlo con el ruido de los cacharros que los niños habían colgado de sus ropas. Pero la que tiene más peso y relatada por investigadores es que en la víspera del días de San Andrés los dueños de las bodegas, para poder dar entrada al vino nuevo, bajaban a la costa para limpiar los toneles con agua salada, y se hacían rodar por las pendientes hasta la orilla del mar haciendo el ruido característico que luego los niños y jóvenes reproducían con sus cacharros. (Wikipedia)
A finales de los años 70 y en los 80 la fiesta tuvo su gran esplendor, pero se ha ido perdiendo en los pueblos, aunque algunas asociaciones de vecinos, barrios, con el apoyo de ayuntamientos están intentando conservarla.