Querido libro:
Hola libro, en nombre de todos los alumnos del Colegio Echeyde me gustaría felicitarte.
Hace muchos años que empecé a conocerte. Al principio me sorprendían tus diferentes colores y texturas, hasta tu olor me resultaba interesante. Más tarde comprendí, que esos pequeños dibujos de los que estaban cubiertas tus hojas, al llegar a nuestra mente y de forma mágica, se convertían en palabras que escondían una llave de una brillante y misteriosa puerta.
Sin saber muy bien por qué, empecé a unir las palabras que contenías y a formar frases que se deslizaban por mi cerebro a través de la imaginación. Cuando me quise dar cuenta estaba montado en una preciosa alfombra con la que podía viajar lejos, me encontraba a los mandos de una nave que podía dirigir con la única ayuda de la imaginación y la memoria.
Contigo me sentía arropado, incluso irradiabas una especie de calor que me producía seguridad, me suscitabas preguntas pero me dabas respuestas, me sentí una persona muy afortunada, comprendí que estaba formado por libros y por amigos, ¿o eran la misma palabra disfrazada con diferentes letras?
Intenté abrir los ojos pero me di cuenta que los tenía más abiertos que nunca, al descubrir una nueva página sentí que era el primer día del resto de mi vida. Estaba dirigiendo mi propio camino a través de historias de personas que habían transitado antes por senderos parecidos a los que me enfrentaba. Te utilicé para ganar batallas y derrumbar muros, quise saltar barreras, gritar de felicidad, me sentía invisible… Entonces descubrí al leer a Borges que el verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soportan el imperativo.
¡Feliz Día del Libro!