La Cigarra y La Hormiga es una fábula que puede tener más de 2.500 años desde su concepción, si es cierto que el escritor griego Esopo fuera su creador.
Una historia donde sus personajes pueden ser animales u objetos animados, cuyo contenido al final tiene una moraleja, se le denomina fábula.
La Cigarra y La Hormiga es una fábula que puede tener más de 2.500 años desde su concepción, si es cierto que el escritor griego Esopo fuera su creador. Lo que sí es verdad es que en el siglo XVII el escritor francés Jean de la Fontaine y otro siglo más tarde, el español Félix María Samaniego escriben la fábula con el mismo título y que nos llega hasta nosotros.
La Cigarra y La Hormiga es una historia didáctica, como tantas otras que escribió Jean de la Fontaine cuyo objetivo es enseñar a valorar el esfuerzo y la constancia.
Algunas sugerencias didácticas para narrar La Cigarra y la Hormiga:
1. Esta es la historia:
Había una vez, una alegre y despreocupada cigarra, a la que le encantaba pasar el verano cantando, sin pensar en nada más. En el lado contrario, se encontraba su vecina, una trabajadora hormiga, que tan solo vivía para trabajar y recolectar comida.
Cansada de ver a la hormiga trabajar, la cigarra le dijo:
-Querida hormiguita ¿Por qué trabajas sin descansar un momento? Siéntate conmigo un rato y disfruta del verano.
-Cigarra imprudente, más te valdría dejar tu pereza a un lado y empezar a acumular comida para el largo invierno que se avecina.
Una advertencia, que la cigarra se tomó a broma y a la que no hizo el menor caso.
Cuando el invierno, hizo acto de presencia, la cigarra se encontró con que nada había previsto para calentarse, ni alimentarse durante esta gélida estación. Muerta de hambre y de frío, recordó a aquella pequeña hormiguita, que siempre pasaba por su casa, cargada de comida, a la que decidió pedir ayuda, para aliviar su penosa situación.
-Pequeña hormiguita, tú que tanta comida tienes guardada desde el verano ¿podrías darme algo para que mi estómago deje de rugir?
-Me gustaría ayudarte cigarra, pero ¿no te reías de mí, mientras trabajaba en el verano? ¿Qué te impedía imitarme?
-Cantar y disfrutar del verano.
-Pues en lugar de hacer tanto el vago, mejor te hubiera valido dedicar un poco de tu tiempo a guardar para el invierno.
2. Preguntemos al niño quién quiere ser, si la hormiga o la cigarra. En caso de que elija ser la hormiga dele alguna sencilla tarea y una recompensa por ella. Si decide ser la cigarra, se le plantea que eres tu la hormiga, haces la tarea y te llevas la recompensa.
3. Podemos alargar la historia y añadir las cuatro estaciones del año. La cigarra seguirá sin realizar ningún trabajo durante las cuatro estaciones, pero podemos poner énfasis en el orden de las mismas, antes de que llegue el invierno.
La cigarra nace en primavera, no trabaja en verano, ni en otoño y luego llegó el invierno.
4. Recurrir a la historia para motivar al niño cuando tenga deberes o tareas en casa. ¿Quién quieres ser, la hormiga o la cigarra? Hay que compensarlo cada vez que haga bien las cosas: un abrazo, unas palabras de aliento, serán suficientes.